¡Qué fácil ser fotógrafo!
- Ana Zagal
- 27 abr 2017
- 3 Min. de lectura
El uso de las nuevas tecnologías en el tema de fotografía, ha provocado que el público en general, piense que es "muy fácil"... pero, exactamente ¿qué implica ser fotógrafo?
Si pudiera definir mi quehacer fotográfico, diría que soy fotógrafa política, pues mi labor desde hace varios años se centra en seguir a un personaje político o público en su trabajo día a día.
Acompáñenme a leer esta triste historia:
Ayer cubrí dos eventos, uno académico y uno social en el mismo lugar (¡bendito!). El primero con 500 personas, el segundo con 3,000. Y a pesar de seguir a una sola persona, debo obtener imágenes de contexto, ya saben: la toma general, algunas de quienes asisten, del registro, ¡hasta de la botarga!... fueron muchos medios y por ende, montón de fotógrafos y camarógrafos.
Cualquiera diría que mi trabajo es sólo disparar mi obturador a lo fugaz, y "a ver qué sale", pero no... por ejemplo: llega tu personaje político en exterior (ISO 100, f 5.6, 1/160, sin flash), camina hacia su sala de ajustes que está en interior con focos de 60W (ISO 800, f 3.5, 1/60, con flash), avanza al salón del evento: SIN LUZ, sólo luces dirigidas, pero hay que tomar al personaje mientras saluda a la gente (ISO 1600 -aún en contra de mi moral-, f 3.5, 1/60, con flash), llega al presidium y es momento de su discurso: cambio de lente. Telefoto (ISO 1600, f 4.5 -porque pobre soy y tengo el lente de batalla-, 1/125 MÍNIMO y con flash)... ¡a tomar muchísimas fotos! (Aquí quiero hacer un paréntesis: las cámaras SI SE GASTAN, un disparo es como un kilómetro en un auto: a mayor número de disparos, baja el valor del mismo). Mi canon t3i, tiene más de 10,000 disparos, en estos eventos hice 1,000 disparos -¡qué precisa!- para una selección de 51 fotografías)...
Luego está la gente: ¡no me dejas ver!, ¡quítate!, ¡hey esa cámara!, gritan (sí, gritan, no hablan, no piden por favor, gritan), así que una tiene que levantarse, tomar su foto y ponerse en cuclillas, muy muy MUY repetidamente (no aguanto mis piernas, hice todas las sentadillas de la semana), también están los brazos: la cámara en total pesa a lo sumo (la mía que es pequeña) 2 kilogramos, después de una hora, su peso se triplica, últimamente llego a casa, le presumo a mi mamá el brazo y le digo: ¡mira mamá, de puro cargar cámara!.
En mi caso, hay otro factor: SOY MUJER. No me considero feminista, pero es cierto que como fotógrafa mujer, la actitud debe ser distinta: me han empujado, ofendido verbalmente, golpeado (una vez, uno de televisa local me dio en la cara con su tripié), pisoteado... y cuando es hora de conseguir la foto, a una se le debe olvidar que es mujer y debe aventarse, meterse sin miedo y hacerse chiquita y escurridiza para lograr la mejor toma (porque aunque decimos: a esta cámara; a los que fotografiamos se confunden y no saben para dónde voltear -es entendible-).
Según mi aplicación de salud, ayer caminé 9.8 km, con 14,620 pasos con un promedio de 23 "pisos subidos", exactamente lo mismo que en un día de paseo por San Miguel de Allende.
En conclusión: el trabajo de un fotógrafo es mental al pensar qué valores necesitamos para que la fotografía salga bien, es físico al vivir la interacción en el ambiente que nos toca cubrir y es de corazón, pues -al menos en mi caso- se crea un vinculo afectivo muy fuerte con la persona con quien trabajas, por lo que tu labor es que tu modelo luzca hermosa, elegante, a gusto, perfecta...
Por cierto, ayer amanecí con una infección horrenda de garganta, resfriada, mormada y con un derrame considerable en mi ojo izquierdo, había dormido 4 horas y no desayuné ni comí. Y sin embargo, quedé encantada con el resultado de cada imagen.
Y por todo esto, querido lector, NUNCA le digas a un fotógrafo: ¡pero si tu chamba es bien fácil, nomás un botoncito!... POR FAVOR.
